Superwoman murió en la UCI, pero yo estoy viva

Me sentía como Superwoman, fuerte e invencible. Dirigía mi propia empresa de catering con mi marido, trabajaba más de 60 horas a la semana, pero nunca me saltaba mi vuelta de running diaria a las 6.15 de la mañana (entre 7 y 15km). En mis ratos libres jugaba con mi hija de 5 años. Había cumplido 40 años el mes anterior, pero nunca había estado en mejor forma. Irrompible… hasta el 16 de julio de 2021.

UN DÍA CUALQUIERA

El jueves 15 de julio fue un día normal. Empecé el día a las 6.15 de la mañana con una carrera de 10 km. Después de desayunar llevé a mi hija a la escuela de verano y comenzó otro típico día de trabajo en temporada alta en Menorca. Después del trabajo, disfrutamos de una típica cena familiar española a las diez de la noche con mi suegra, que regresaba a la península a la mañana siguiente.

EMPEORAMIENTO RÁPIDO

A las cuatro de la mañana me desperté con una sensación extraña en la barriga. No sabía si tenía hambre o si me encontraba mal, pero fui a la cocina y comí un plátano. Diez minutos después, empecé a vomitar y a tener diarrea. A continuación, mi estado de salud empeoró a pasos agigantados. A las siete de la mañana apenas podía arrastrarme los dos metros que separan el cuarto de baño de mi cama. Mi suegra canceló su vuelo y llamó a una ambulancia. Tenía la sensación de que estaba volando, apenas podía moverme. Mientras esperábamos a una ambulancia que no llegaba mi suegra me preparó un suero de rehidratación oral casero. Por fin, a las once de la mañana dejé de vomitar y pude beber agua.

HORAS DE ESPERA PARA UNA AMBULANCIA

A las once y media de la mañana tuve el honor de tener una médica con mal humor y a una enfermera torpe al lado de mi cama. Tenía la tensión por los suelos y la fiebre por las nubes. Diagnóstico sin prueba: COVID-19 (desde luego ;-). Me dieron la orden de aislarme y me dijeron que una ambulancia COVID-19 me recogería lo antes posible. Después de decenas de llamadas mi suegra utiliza su última bala: si no envían ya la ambulancia llamará a la Guardia Civil. Me encontraba al límite. Apenas quince minutos después perdí el conocimiento un momento mientras intentaban llevarme a la ambulancia.

ingreso en la uci

Una vez en el hospital no mostraba ningún progreso, mi presión sanguínea seguía bajando y mi ritmo cardíaco seguía subiendo. Mientras me hacían una radiografía volví a desmayarme. La médica de urgencias que me atendía, atenta y comprensiva, me visitó junto al jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos, quien me ingresó en la UCI a las once y media de la noche. En menos de 24 horas había pasado de estar en plena forma a estar ingresada en una cama de la UCI. Me diagnosticaron un shock séptico, una sepsis grave con fallo multiorgánico de origen desconocido (¡resulta que no es COVID-19!). Me convertí en la paciente de la UCI más tocapelotas de la historia, ya que apenas dormía.

EL DEPORTE SALVÓ MI VIDA

El jefe de la UCI, muy amable y atento, me dijo que había tenido mucha suerte y que, probablemente, mi fuerte corazón de corredora era lo que me había salvado la vida. Gracias a mi buena forma física, y a un ángel de la guarda en cada hombro, conseguí recuperarme casi tan rápido como enfermé. Tras solo tres días en la UCI y uno en la unidad de traumatología (la única cama libre a causa del COVID‑19) pude irme a casa. Antes de irme, le pregunté a mi médico si podía salir a correr la semana siguiente.

UNA LUCHA SOLITARIA

Nunca imaginé la batalla que me esperaba. El alta hospitalaria fue solo el principio de la recuperación. Seré honesta: tuve mucha suerte de salir de un shock séptico como lo hice. Sin embargo, el camino de la recuperación ha sido una lucha llena de lágrimas, miedos y frustración. Y, sobre todo, ha sido un camino solitario, sin comprensión ni información por parte del personal sanitario. Básicamente, apenas hay información disponible para los pacientes de sepsis en España.

APROVECHAR MI EXPERIENCIA PERSONAL

Esto me animó a utilizar mi experiencia para ayudar a otros pacientes. Gracias a ser holandesa y hablar inglés, tuve la suerte de poder contactar con “Sepsis en daarna”, una fundación de los Países Bajos, y con la European Sepsis Alliance, lo que me ayudó a comprender y aprender sobre la sepsis. Después de ir a especialistas médicos y no obtener respuesta o recibir información contradictoria sobre mis secuelas, leer la información para supervivientes de una sepsis me hizo darme cuenta de que no estoy loca y, definitivamente, de que no soy la única. Aunque Superwoman murió en la UCI, estoy decidida a que los supervivientes de una sepsis en España no se sientan tan perdidos y solos como yo me sentí. ¡Juntos la batalla es más llevadera!